Lloran
el malinchismo queriendo y también sin querer, porque les hierve en la sangre y
no en vano se aventuran a expulsarlo del
todo, los que lo hacen.
Unos
ojos verdes no me sirven si al final ella no piensa, unos ojos verdes, una
belleza fea, al final más bien falta de ésta… no sirven si olvida que los ojos
no retienen ideas. Se detiene la vida en sus ojos. Verdes. Qué chingados
importa si tienen hambre o ambre, qué si la injusticia, la desigualdad, la
falta de acentos, qué si la cenicienta siempre va a convertirse en princesa.
Matronas, levántense y que las muchachas, todas, lo entiendan, el prostíbulo,
castillo de marfil.
Se
detiene la vida en los ojos verdes, labios rojos, maquillaje cargado, eso es lo
único que vale al final, el vestido caro, el cabello con los polvos de oro:
toda una matrona romana. La puta es la misma. Esa la de ayer, la de hoy, la de
mañana, todas una, todas recordadas y cada una con sus sabores característicos.
Ojos
verdes, fondo aguamarina, no terminas de ser, nos consumes. Tres colores no te
bastarán nunca, antaño ofrecimos sangre de corazones vírgenes, hoy ideas. Estás
en las mentes en la manera incorrecta: belleza y fortuna, tu piel grita Europa,
la de ellas… la de ellas. Piel prieta de vainilla mexicana, ojos negros de
barro, dientes blancos, perlas del Golfo. Entrepierna: mar, noche estrellada,
descontinuación de España, comunión mexicana y europea, arena húmeda, salada,
mujer de ideas y de sentires, reprime el gemido.
Ojos
verdes, Malinche que renace y somete no por fuerte, por idiota. Falta de
liderazgo. Fruta hermosa, melocotón prohibido, cuento hasta tres y nos
suspendemos, nada pesa, todo pasa, todo pasa si miro tus ojos verdes.
La
culpa es del ayer, del hoy y de mañana. No. es la suma del hoy: quiero tenerte,
te odio te odio porque no te tengo y porque te quiero poseer. Sol, piel
ennegrecida con la Martiniana, el oro en el campo, mar de esmeraldas, noche de
secretos a voces. Te quiero, miento.
Sol
que naces de la controversia, escóndete, regrésanos la unidad, la luna, el frío
que apacigüe el hambre de ciencia, de teología, de literatura, esta noche:
vino, higos, queso, Paz: colores hirientes por brillantes, máscaras, pirotecnia
porque si no recuerdo y si recuerdo empiezo a ser y ser me aterra porque existe
esa posibilidad de encontrarme.
Es
tarde para redimirse. Niña, si esta noche descubro que esa eres tú, espero que
entiendas que eres parte del enemigo. Niña, puta, estrella, así que termine,
con la consciencia en la cabeza fría de macho, andrógina: unidad, fumando, con
tequila y pantalones, porque si tuviera que correr…
Se
detiene la vida en sus ojos. Verdes.
En
la chingada, compartiremos mesa con la patria, con la identidad y con el
diablo.
Una
ronda más, por esos ojos verdes, se detiene la vida y me arde el pecho, me hace
bum y sale.
Una
ronda más, por esos ojos verdes, se detiene la vida, se detiene duele.