Ella es la tontuela que se deja
robar un beso y a la que terminan
robándole las bugambilias, las risas y hasta la bubble gum.
Su ingenuidad la aderezan con
jarabe de cerezas y solo la dejan derretirse al sol.
Es un caramelo de fresa y
mandarina, deliciosa, pero imposible de querer.
Es la tontuela que vira al rosa
con un beso y se vuelve azul con los adioses.
En primavera, un hielo de jugo de
piña, pétalos de petunias y limonada rosa.
El mordisqueo doloroso de unos
labios delincuentes y luego nada.
Las tardes sonando prometedoras y luego, de nuevo, la nada.
En primavera, un susurro
prescindible, un recuerdo fugaz, un montón de flores olvidadas.