miércoles, 9 de agosto de 2017

La risa de la gente pendeja


Mientras escuchas The Rosewaters · Heartstone




La técnica es ladear la cabeza y que esa melena lacia y sedosa se sacuda “graciosamente”, la técnica también incluye decir en con la voz más falsa esas frases como “¿no manches, en serio?”,  seguido de las risas de chica mitad garza, mitad… mitad chica.

Ama el rosa, todos los rosas, su lapicera es rosa (quién en el trabajo usa lapicera para empezar), su lipstick, los zapatos, la funda del celular, la chamarra, el suéter, la blusa.
No lo sabe, apenas lo luce, apenas lo sospecha pero algunas personas vemos en sus ojos toda la maldad, de esa que te hace jugar con los corazones más inocentes, estúpidos pero inocentes. Jamás llora por un chico y tiene la certeza de ser una cabrona (yo no digo groserías, es Lalo diciéndolo por mí) porque nunca se ha permitido la introspección y le da lo mismo pensar que no hacerlo, pues porque es jueves de alitas.

Su risa es una mezcla de perfume cítrico y labial nacarado, y yo, a pesar de mi aversión por el rosa pop, no soy tan distinta de ella…es por esta estupidez, esta insistencia vergonzosa de migas de importancia y dolores de cuerpo.

Insisto, aunque no quiera, en que eres la trementina nocturna que acicala el brillo de las estrellas y el desamparo en el que me encuentro acogida por el menguante resplandor de tu perfil, que jamás alcanzo, acaba con mis días, con mis fuerzas, con la vida.

Te apareces entre neblinas, jugueteando con la descomposición de la luz, te vuelves un sopor de anís y vainilla, te escapas, luego, entre la bola de nieve que se mece con el viento en el jardín y te vas.

Y mientras los de enfrente ríen y quedan para salir, a mí me sobran las canciones que te gustan y tus pláticas sin interés.

Me queda este jarrón de vidrio con las flores de nieve sin ninguna promesa.





No hay comentarios.:

Publicar un comentario