miércoles, 17 de enero de 2018

Ella




Para leerse escuchando Ghosting de Mother Mother






Todas las pretensiones y caprichos salen de tu ombligo.
Mis berrinches e inseguridades de tus hombros suaves.  
Mis temores, de esos ojos, de esa boca que besa arrebatando la vida, mi vida.


Dijiste que tu estandarte era la libertad, me pediste que fuéramos amantes porque era tu manera de querer, y tengo la sensación de tenerte como el aroma frutal de la tarde, apenas un segundo en mis brazos hasta que desapareces en el aire.


Dices que no es que no puedas quedarte, es que no quieres, mujer de flores blancas y hojas verdes, nunca estás por completo. Las estrellas, la noche, esta luna insoportable, todo me enfada por ti.


Tomo tu mano, beso tu cuello, miro tus ojos pero tengo la certeza, por mi paranoia, de que tus pensamientos están lejos. ¿Qué piensas?, ¿qué miras?, ¿qué quieres?



Esta tarde, como todas, es tuya, ya nunca me pertenecerá alguna, mi desamparo radica en querer meterte en este frasco y llevarte conmigo para siempre, pero, a menos que sea una metáfora, niña mía, cómo meto luz aquí. Entonces camino detrás de ti, miro cómo ves las ventanas, los árboles, cómo te maravillan los colores, mi sonrisa. Miro el cabello que se te escapa de las trenzas que colocas alrededor de tu cabeza y se acerca a tu cara, a esos labios. Miro. Te miro (mírame mujer).
Lloro por dentro, es un llanto dulce. Todo este sabor tuyo, qué hare si un día…



¿Las ninfas eran igual de fugaces que tú?, toma mi mano, no me sueltes, te entrego mis ideas, mis pensamientos, mis ideales, mis malas costumbres, mis miedos cervales y si quieres todos mis besos. 
Te entrego todo pero no me sueltes.  








No hay comentarios.:

Publicar un comentario