miércoles, 5 de noviembre de 2025

Miércoles

Para leer escuchando L’amour à la plage de Suarez, Alice on the roof 








Vine a la tintorería, a la de siempre, ese edificio pequeño sobre Tecnológico que recibe el sol de la tarde y que ilumina, incómodamente, todo el recibidor de color naranja. Caminé abatida después de un lunes lentísimo. 

Lentejas, papas, chile serrano y leche, repetía en mi cabeza, rumiando la lista de cosas que me hacían falta para la semana. Crucé la avenida cuando el semáforo se puso en rojo para los autos y pasé. Entregué la nota de hace cuatro semanas, porque no había tenido tiempo de ir antes, bueno, no había tenido ganas. 

El señor Salvador salió a atenderme amable como siempre, con la camisa de paño y el suéter color café frijol que me dan ganas de morir, recibió mi ticket y habló con la chica que le ayuda, de la cual no recuerdo el nombre, y se metió por mis prendas. 

Miré mis zapatos, le sonreí a la chica, el señor Saúl le habló y se metió a ayudarle con algo, en el mostrador estaba el block de tickets color rosa, y otras chuches. 
Algunos minutos después salieron ambos, el señor Saúl y la chica, ambos del otro lado del mostrador recibían toda la luz naranja de las cinco y media de la tarde; me entregaron el abrigo rosa, que llevé porque ya hace frío y dos de tus camisas...

¡El horror!, el ahogo, las náuseas, el terror, dos camisas tuyas, la que tiene el bordado de osito en el bolsillo y otra, ¡qué importa el porcentaje de algodón!
Gracias señor Saúl, le respondí; a usted, mire ya tenía encargos acumulados, me respondió. 
Salí con el protector de polvos y la ropa y con el piso convertido en pantano.


Hace tres semanas, cuando te fuiste, ¿te pasaron por la mente las camisas que dejaste en la tintorería?, y más extraño, ¿el día que fuiste a dejar la ropa a la tintorería pensaste en que te marcharías? 
Me pregunto si cuando pusiste el ticket sobre el pez de madera donde dejamos las llaves te pasó por la cabeza que esas camisas no las llevarías en la maleta.


Tu ausencia inunda la casa 
Me ahoga
Es imposible entender, para mí, cómo después de tantos años juntos, tú... 
No me explico cómo la luz naranja entrando por toda la casa, no puede expulsar tu ausencia que me desborda

"Perdóname, no puedo más con esto" decía tu nota sobre el pez de madera donde dejamos las llaves, justo encima del ticket de tintorería; ¿con esto qué?, ¿qué era eso con lo que ya no podías?
Ojalá yo pudiera con “esto”.
Ojalá no me faltara el aire, el calor, la calma.


Repaso mi lista mientras espero el rojo de los autos para pasar: lentejas, papas, chile serrano, leche… pañuelos, sí, también pañuelos.







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