domingo, 28 de mayo de 2017

Cartas de primavera


Marie


Lo siento en la distancia geográfica y en la temporal, es un fuego y un temblor que me sacan del equilibrio, mucho más que otras veces;  y resulta ridículo no tener un abanico Marie, no me puedo cubrir el rostro y fingir que nada pasa, se destruye la vida poco a poco y cae en lo que se conoce como un cubismo rojo, es tan diferente el sol ahora.

¿Es esta una conquista o sólo es una invasión violenta? Qué invasivos son los hombres, esa es la naturaleza del género masculino, la invasión. Los besos si no los roban, no les saben. Te conviertes Marie, por dulce que te consideren y pese a la comparación (triste) en una fruta deliciosa.
Una conquista, a eso se reduce la femme, un campo delicioso lleno de fresas y frambuesas que con las “erres” de estas bayas prometen la dulzura y recompensa del amor aframbuesado y peligroso.

Primero es la emoción del néctar dulce, después el asqueo, la angustia de no sentir, la despedida con un beso de estrella (brillante y distante), y al final la melancolía de la historia vivida que sólo es recuerdo; los labios rosas son un recordatorio pero jamás una promesa.

No soporto estar conmigo porque no quiero escuchar las respuestas incómodas a las preguntas insolentes.


Un durazno se parte, las flores se abren, los frutos maduran.

Los suspiros son mariposas que se me escapan; con cada suspiro soy una mariposa más libre de ti.

Sigo con el dedo los ornamentos de vidrio del jarrón, sus bordes, las flores que no se van a marchitar nunca, esos recuerdos que quedan atorados en la solidez y frialdad de este objeto. ¿Me escuchas Marie, me estás viendo ahora que la noche es oscura, que la luna es brillante, me escuchas ahora con esta distancia, me escuchas ahora que estás en la inmensidad? Te quiero contar de él, pero se me revuelven las palabras con las abejas y sólo me salen zumbidos, yo digo que no es amor, que es ansiedad pero no sé, no sé nada del amor, no sé si es la ansiedad reclamándole a mi estómago o si son las flores creciéndome.





Ilustración de Lorna Scobie 






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