Hola ciruela:
A los amantes se les escribe de noche;
no en el desayuno,
ni en la junta del trabajo,
no en la reunión familiar,
ni antes de dormir.
A los amantes se les escribe a mordidas,
con hambre,
con el olor de la presa que sangra,
con la venganza sanguinaria del amor que consume,
del amor que no es amor y es deseo.
El deseo insostenible que se vuelve frágil rayo de sol,
una llama que no alcanza a ser volcán.
Pido a las estrellas el desencuentro.

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