domingo, 12 de noviembre de 2017

Las mariposas nacen en septiembre, los alebrijes llegan en noviembre



 Para leerse escuchando Piece of you de The Two (https://open.spotify.com/track/7qwyEwE87HFuq1UklkSb2R) 







Esta noche me abro el vientre con el pequeño puñal de la sinceridad para que las mariposas blancas y las libélulas, que tengo y son tuyas, sean libres, que vuelen sin garantía de retorno y sientan en la fría noche, los pesares, sinsabores y dolor; no es malo, es la vida.


Que al final, los argumentos buenos y malos pueden quedarse cada uno en su lado del juzgado, todos válidos, la que importa siempre estará en medio, yo.


Aquí termina el suspiro, apenas haciéndole honor a su nombre, fuimos  un parpadeo de miel, una efímera.


Me guardo la maravilla de lo inesperado, un enamoramiento de otoño, un montón de besos, las ojeras de lecturas nocturnas y sus pestañas.


Me quedo el fulgor de las estrellas, las tres hojas de Jacinta, mi corazón (una pizca más valiente) y una lealtad a mí misma que me obligará a ser fuerte.

Dos libros robados y un inicio. 


Se van las frágiles mariposas y las libélulas y me quedo mi sonrisa de marfil, mi corazón renovado con estos alebrijes  de alas coloridas, traviesos, libres y miríficos. 

Mi corazón que tiene que ser valiente y mis ojos que ya no podrás ver, iluminados por las tardes de noviembre, también, también me los quedo.




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